" Una de las mejores cosas que le puede pasar alguien quizás sea el seguir su camino sin parar para mirar hacia atrás, sin que los obstáculos que ha atravesado signifiquen algo, y sean sólo eso, trabas en el camino que ha superado con éxito y que no vale la pena reflexionar sobre ellas, porque ya no importan...y que mire hacia delante, pero sobre todo, a los lados; para ser conscientes de las personas que nos acompañan durante nuestro camino."

martes, 24 de agosto de 2010

Realidad.



Cuando somos niños soñamos con cosas pequeñas, sencillas: un helado de fresa, una muñeca que llora y hace pís, un peluche con el que dormir o esa bicicleta que tiene el vecino del cuarto. Cuando nos hacemos mayores nuestros sueños cambian con nosotros, se vuelven complejos, igual que nosotros.
Y de repente la muñeca de trapo se vuelve un vestido nuevo con el que deslumbrar a alguien, el peluche se convierte en un amuleto que significa mucho para nosotros o la bicicleta se transforma en un coche con el que realizar un viaje inolvidable.

Pero los sueños se rompen en pedazos cuando se topan de frente con la realidad; porque la realidad a menudo es radicalmente distinta a como uno cree que es, las personas no son siempre lo que aparentan ser, ni las relaciones y mucho menos los sueños. Y esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio. Lo que uno cree que es negro puede ser blanco; lo que uno cree que es blanco, probablemente sea de todos los colores del arco iris.

Uno sabe cómo empiezan las cosas, pero nunca sabe cómo van a terminar.