Como llevaba haciendo un par de noches, se asomó a la ventana con la esperanza de que los rayos del sol la sorprendieran; pero, como de costumbre, ella estaría a la espera de que pintaran e iluminaran su tejado.
Al parecer, la paciencia que llevaba años cultivando, estaba llegando a su fin en pocos momentos…no podía permanecer quieta y seguir aguardando algo que años atrás se había prometido que no iba a volver a hacer.
Aunque aquel fuera el momento idóneo, por lo visto, sólo lo era para ella; pero… ¿apropiado para qué? ¿Para esperar, para desilusionarse, para encontrarse, para volver a caer?
Demasiadas preguntas sin respuesta, y a las que ella no tenía contestación posible.
Por lo que decidió bajar la persiana y meterse en la cama; decidió que la paciencia no era su fuerte, por lo que nunca más iba a sentarse de brazos cruzados a esperar que por arte de magia, todo su alrededor conspirase para crear el universo perfecto para ella, iría a buscarlo, y si no lo encontraba en el sitio que deseaba, iría a otros; pero jamás se detendría a aguardar a que la encontrasen a ella.
«Dulce Lokura»