Quizás sea hora de darse cuenta que existen los daños colaterales, que por muy poco que nos guste, al final en un momento de nuestra vida somos ese daño; y aunque hagamos todo lo posible por intentar esquivarlo, al final acaba ocurriendo, ya que no siempre podemos hacer lo que creamos conveniente sin que esto tenga consecuencias.
La realidad no se puede adornar; en algunas ocasiones usemos el medio que sea; el fin acabará siendo el mismo y lo único que realmente importe; lo único que recordemos al cabo del tiempo, cuando sepamos si realmente hemos tomado el camino correcto, o una vez más, nos hemos equivocado.
«Dulce Lokura»