" Una de las mejores cosas que le puede pasar alguien quizás sea el seguir su camino sin parar para mirar hacia atrás, sin que los obstáculos que ha atravesado signifiquen algo, y sean sólo eso, trabas en el camino que ha superado con éxito y que no vale la pena reflexionar sobre ellas, porque ya no importan...y que mire hacia delante, pero sobre todo, a los lados; para ser conscientes de las personas que nos acompañan durante nuestro camino."

lunes, 30 de agosto de 2010

Dame más razones con hielo.

No tengo ni idea de cuanto tiempo me ha llevado llegar a la conclusión de que no existe un protocolo para nada en la vida; una línea delgada que separa lo que es válido de lo que está mal y unas determinadas pautas para seguir en el lado positivo de la línea sin desviarnos lo más mínimo. Como comportarse estando en familia, que decir y hacer en determinadas situaciones e incluso que tipo de ropa llevar a un evento…

Es una de esas cosas que crees que no son ciertas (porque nadie puede robarnos nuestra libertad), pero que sigues, a veces por miedo, y cuando te apartas de ese camino marcado te piensas que te has equivocado.

Pero después de tanto tiempo, me he dado cuenta de que es bueno equivocarse, no por el simple hecho de aprender, si no porque a veces piensas que te equivocas y realmente no lo estas haciendo, simplemente es algo que querías hacer y no porque a ojos de los demás esté mal visto quiere decir que sea un error.

Seguir un protocolo es una mierda, primero porque quien los escribió gozaba de poca libertad y segundo, porque realmente te mueres por no seguirlos. No existen normas para regirnos a nosotros mismos; en ningún sitio pone que hacer cuando pierdes a alguien o cuando te sumes en una tristeza infinita; o si lo pone, realmente se equivoca, por el sencillo hecho de que cada persona es distinta.

Cada uno tiene una manera de hacer las cosas, una forma de llevar propia vida y creo que nadie es quien para juzgarnos. Cada persona encuentra su felicidad en un determinado sitio y una hora, y ya puede ser la cosa más minúscula del mundo, que es válida.

Nadie nos puede apartar nuestra felicidad, sólo porque no cumpla con lo que esperaban de nosotros, sólo porque no esté dentro de lo “socialmente” aceptado.



«Dulce Lokura»

jueves, 26 de agosto de 2010

Hoy me apetece sonreir.

Cuando tenías 13, 14, 15 años; cuando te hacías un cambio en tu físico, tal como cambiar tu vestuario, tu pelo, tus complementos; significaba un cambio tanto como por fuera como por dentro; de repente, los colores que primaban en tu vida, cambiaban su tonalidad y con ello, todo lo demás. Cuando tenias esa edad, lo único que querías era ir rápido, que todo cambiara del día a la mañana y con ello tu; experimentar cada día nuevas sensaciones y no te importaba la inestabilidad; daba igual que un día quisieras a esa persona con locura, que al día siguiente podía ser a la que más odiaras en el mundo.

A medida que vas creciendo, te vas tranquilizando. Te gusta conocer personas nuevas, si, pero tampoco dejando de lado a las antiguas; los sentimientos no se pasan porque sí, sino que los conservas…pero eso sí, cambias de opinión con facilidad, porque descubres muchas cosas en tan poco tiempo, que no sabes que elegir.



Y cuando te vas haciendo mayor…cuando te haces mayor, saboreas los momentos porque desearías que no pasara el tiempo, seleccionas a ciertas personas para que estén a tu lado, y por nada del mundo las quieres apartar; te aferras a tus creencias y pensamientos, y ya pueden decir los demás que erre, que tu dices que no; te marcas un estilo, y de ahí no te saca nadie. A medida que te haces viejo, lo único que deseas, adoras y pides, es la estabilidad; es levantarte con lo que mismo que te has acostado por la noche; es que si tú tienes tu vida estructurada de una manera, no venga nadie y te la joda. Nos guste o no, acabamos aborreciendo las sorpresas, acabamos odiando lo que no podemos controlar y lo que no entra dentro de nuestros planes milimétricos.



Cuando te estas haciendo mayor y te tiñes el pelo o te pones un vestido bonito cuando siempre vas en vaqueros, no quiere decir que dejes de ser una sentimental, una histérica o que vayas a empezar a sonreírle a todo el mundo. Sólo significa que esa mañana te has levantado con ganas de renovar un poco tu apariencia, y cuando te miras al espejo, sonríes con cariño porque debajo de todo eso, sigues siendo tú. Debajo de todo eso, sigues llorando cuando ves a un perro abandonado, cuando piensas que a alguien que quieres le pasa algo contigo, o simplemente; ves que le sigues dando importancia a cosas que otras personas piensan que son insignificantes, porque las personas, las mires por donde las mires, somos como somos. No puedes intentar cambiarte, no puedes intentar ser lo contrario que eres, porque lo único que harás es perder el tiempo y seguir siendo tal como eres. Nos tenemos que aceptar y los demás, si quieres estar a nuestro lado, tienen que hacer lo mismo.

Que no regales tu mejor sonrisa cuando te presenten a alguien o que no digas lo mucho que quieres a todo el mundo, no significa que seas una huraña o una persona fría, quiere decir que, los gestos cariñosos son algo tan importante y tan maravilloso que se reservan para las ocasiones y personas especiales. La gente se equivoca, no somos lo que parecemos a simple vista.



[Me he pasado tanto tiempo queriendo que todo transcurriera rápido, que llegado a este momento, sólo quiero que se detenga, que se quede un poco más]

«Dulce Lokura»

miércoles, 25 de agosto de 2010

Breathe slow :)

A veces, debemos que realizar determinados actos para que nuestra vida siga su curso. Actos que, nos provocan a nosotros mismo cierto dolor, pero que tenemos que hacer para no herir más a alguien. En algunos momentos, las sonrisas de personas que son importantes para nosotros, están por encima de la nuestra; tenemos que intentar curar nuestras heridas, aunque en realidad sigan sangrando, pero es mejor intentar cicatrizarlas de una vez, porque alargarlo no nos sirven de nada.

A veces, aunque nos duela a nosotros mismo, nos reconforta saber que, hemos hecho bien; que por fin hemos acabado con algo, que hace mucho tiempo que no debería estar ahí; que deberíamos haber solucionado en su debido momento, pero la cobardía nos lo impidió…más que la cobardía, el miedo.

Ese miedo que nos hizo egoísta en su día y que, no nos causaba dolor, se tiene que transformar en valentía, porque aunque hoy nos duele, hemos hecho lo que debíamos hacer, y aunque nuestra herida siga abierta, hemos ayudado a cicatrizar la de otra persona.

Y sólo queda esperar que nuestra propia herida se cierre, porque, lo hará.





[ Mirando por la ventana, feliz de que, después de mucho tiempo, pueda respirar sin que ciertos pensamientos me causen un nudo en la garganta; pudiendo tragar aire y aunque hoy no haya una sonrisa, en poco tiempo la habrá. ]



«Dulce Lokura»

martes, 24 de agosto de 2010

Realidad.



Cuando somos niños soñamos con cosas pequeñas, sencillas: un helado de fresa, una muñeca que llora y hace pís, un peluche con el que dormir o esa bicicleta que tiene el vecino del cuarto. Cuando nos hacemos mayores nuestros sueños cambian con nosotros, se vuelven complejos, igual que nosotros.
Y de repente la muñeca de trapo se vuelve un vestido nuevo con el que deslumbrar a alguien, el peluche se convierte en un amuleto que significa mucho para nosotros o la bicicleta se transforma en un coche con el que realizar un viaje inolvidable.

Pero los sueños se rompen en pedazos cuando se topan de frente con la realidad; porque la realidad a menudo es radicalmente distinta a como uno cree que es, las personas no son siempre lo que aparentan ser, ni las relaciones y mucho menos los sueños. Y esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio. Lo que uno cree que es negro puede ser blanco; lo que uno cree que es blanco, probablemente sea de todos los colores del arco iris.

Uno sabe cómo empiezan las cosas, pero nunca sabe cómo van a terminar.

Inmortalizando momentos.

Hace algún tiempo hicieron una encuesta a cien internautas para que votasen que tres fotografías consideraban las mejores de la historia.
La primera escogida era una instantánea de la bomba atómica lanzada sobre Nagasaki.
La segunda mostraba la primera vez que el hombre pisaba la luna.
Pero la tercera fue la que más me gustó. Mostraba dos enamorados besándose, mientras el mundo gira a su alrededor.
Me gusta saber que entre las tres fotos mas importantes de la historia están dos enamorados, congelados en un beso interminable, refugiados contra el olvido.
Quizás es eso lo que sentimos cuando vemos fotografías antiguas, que por ellas no pasa el tiempo, como esos mosquitos atrapados en ámbar durante millones de años. El mundo sigue adelante, pero ellos se quedan ahí atrapados para siempre sin cambiar, como las fotos guardadas en una caja de zapatos… Instantáneas de otro tiempo… Que ya nunca volverá…

Una vez le preguntaron a Lewis Hain, un fotógrafo de guerra, por qué había elegido esa profesión. Él contestó que si pudiese contar con palabras todo lo que veía, no necesitaría cargar todo el día con una cámara de fotos, que ciertos momentos de belleza, de desolación, de amor, y de egoísmo, estaban más allá de las palabras. Yo también lo creo, hay cosas que no podemos explicar con simples palabras. Cosas como seguir vivos, sentimientos como el amor y el compromiso, sensaciones como el volver a abrazar a un amigo…

Quizá, por eso nuestra vida se compone de imágenes, momentos congelados en el tiempo para siempre, de decisiones que cambian el remedio y el rumbo de las cosas, de fotografías fijas guardadas en la memoria, que te recuerdan cada segundo lo hermoso que es vivir.



«Dulce Lokura»

domingo, 22 de agosto de 2010

Silencio.

En alguna que otra ocasión, cuando estamos solos, respiramos mejor. Nos tomamos el tiempo necesario para pensar, para sentir, para aclarar, para poner en orden nuestras ideas...e incluso, muchas veces, es tanta la armonía que tenemos que llegamos a pensar que todo transcurre mejor siendo así, pudiendo ir a tu aire, sin que nadie te moleste ni te cohíba de algo. Algunas veces incluso, después de pasar un tiempo con las personas que quieres, te sientes aliviado al llegar a tu cuarto y ver que entre esas cuatro paredes, completamente sólo, también estas bastante a gusto.

La soledad es buena para algunos momentos de la vida, pero yo creo, que esos momentos son cortos. Después de haber compartido cierto tiempo con alguien, quizás te sientas bien estando un tiempo tu solo, pero al día siguiente, echas de menos la mayoría de las cosas; risas, momentos de dificultad, tonterías e incluso alguna que otra discusión, momentos que nunca pensaste que echarías en falta.

Por mucho que lo intentes, la soledad durante mucho tiempo, no es buena. No es bueno no tener a tu lado a alguien con quien rías y llores, con quien tengas una historia. Por mucho que quieras, no puedes apartar a la gente para no hacerte daño, porque realmente te hieres cuando no están a tu lado. En la vida, no puedes no involucrarte con la gente, porque al final del día, todo lo que realmente queremos es estar junto a alguien.

Así que, eso de que todos intentamos mantener las distancias, en realidad es pura mierda. Elegimos la gente que queremos tener cerca y, una vez elegidos, tendemos a mantenernos cerca aunque les hagamos daño. La gente que finaliza el día a tu lado, esos son los que merecen la pena.... y a veces cerca puede ser demasiado cerca, pero otras veces, esa invasión del espacio personal puede ser exactamente lo que necesites.

Cuantas veces hemos maldecido a alguien y nada mas irse, hemos notado su ausencia calada en nuestros huesos…

«Dulce Lokura»

jueves, 19 de agosto de 2010

Cabeza vs. Corazón

A veces hasta las mejores personas toman decisiones precipitadas: malas decisiones, decisiones de las que somos conscientes de que nos arrepentiremos a la mañana siguiente o quizás tardemos días, meses o incluso años; aunque tal vez no del todo, porque por lo menos hemos dejado la cobardía a un lado y nos hemos lanzado, hemos dejado nuestro miedo atrás y hemos hecho algo que deseábamos, algo que aunque sabíamos que iba a causar una mala repercusión era una de ese tipo de cosas que te salen del corazón y no puedes controlar y aunque nuestra cabeza nos dice “ni pensarlo” hay algo en nuestro interior que nos anima a hacer una locura que sabemos que se dará la vuelta y nos morderá el culo, pero la hacemos de todos modos.

Todo esto viene a que recogemos lo que hemos sembrado; a que nuestros actos son devueltos, a que deberíamos escuchar a alguien cuando dice “te lo dije”, y a que nos maldeciditos eternamente por no haber echo caso y haber pensado mas “fríamente”. Este es el karma y lo mires por donde lo mires... es un asco.

De una forma u otra nuestro karma nos ayudará a enfrentarnos a nosotros mismos; nos ayuda a que nos demos cuenta de que cada acto que realicemos, tiene una consecuencia, a que lo que no queremos que nos hagan, no debemos hacerlo nosotros, en el fondo, nos ayuda a no ser unos hipócritas.
Podemos mirar al karma a los ojos, bajar la cabeza y esperar el chaparrón o aguardar a que nos ataque por la espalda, pero esto último lo que provoca es que no reconozcamos nuestros fallos.
De un modo u otro nuestro karma acaba encontrándonos, por mucho que lo intentemos no podemos escapar de él, nos persigue hasta casa.
En realidad no podemos quejarnos de nuestro karma, no es injusto, no es inesperado... solo iguala la balanza, incluso cuando estamos a punto de hacer algo el karma siente tentaciones de mordernos el culo, aunque nos de igual, lo hacemos de todos modos.

«Dulce Lokura»


jueves, 12 de agosto de 2010

Altibajos

Es como cuando dices: esa etapa ha pasado, borrón y cuenta nueva.

No sabes como estás de equivocado.

Los actos que realizas durante tu vida, te van persiguiendo; da igual lo lejos o rápido que corras para poder huir de ellos, al final te acabas dando cuenta de que siguen en el mismo sitio.
En la vida no vale decir “tiempo muerto”, no se pueden hacer paréntesis, no te puedes olvidar quien eres y querer empezar de nuevo, porque tus fantasmas siguen ahí y no se van a ir así como así. No vale decir que quieres parar y te quieres esconder en un agujero hasta que pase la tormenta. No, hay que luchar, hay que salir ahí fuera y plantarle cara a tus miedos, a tu vida. Si quieres cambiar, si quieres pasar de etapa; tienes que reconocerlo, tienes que considerarlo y no esperar a que te lleve la corriente. Tienes que creer en ti y tienes que tener en cuenta tu pasado, porque es lo que tienes en tu vida y por muy malos recuerdos que tengas, siempre habrá algunos buenos que los suplanten. El problema es que, somos humanos, somos sentimentales y nos dejamos llevar por las cosas malas que nos han pasado; que nos arrastran y no nos dejan vivir lo felices que desearíamos.

Por eso, para terminar etapas, lo que hay que hacer, es no olvidarse de ellas, sino aprender y sonreír y tirar hacia delante.

«Dulce Lokura»


sábado, 7 de agosto de 2010

Una isla de aventuras.


Increíble.


Increíble es la única palabra que me ha salido desde que llegué. Y no es que no sintiera nada más, si no que tenía en mi interior una mezcla de sentimientos que hasta el día de hoy no he sido capaz de ordenar.

Increíble, desde luego, fue lo primero que pensé cuando estaba aterrizando el avión y lo último que sentí al montarme en mi asiento a la vuelta. Tantos sitios fantásticos que he visto…tantas montañas que he mirado desde su cima…tantas nubes que he atravesado…tantas personas maravillosas con las que he compartido tan buenos momentos y tantas otras que he conocido…

Pero me quedo, con que, lo increíble es ir a un sitio nuevo, y después de tanto tiempo, encontrarte con aquel sentimiento tan familiar. Encontrarte con algo que pensabas que habías perdido, pero que estaba ahí, sólo que no habías tenido la suficiente fuerza de ir a buscarlo de nuevo.

Hace bastantes años, cuando me sentía perdida, era en lo que me apoyaba, era lo que nunca me fallaba, eran las personas en las que más podía confiar de mi alrededor; pero a veces, cuando crecemos, creemos que hay ciertas cosas que ya no necesitamos, que hay que dejar atrás y que ya no forman parte de nosotros y tomamos decisiones equivocadas.

Pero nunca es tarde para rectificar, y llega un momento que te das cuenta, de que has cometido un error, y que has perdido una parte muy importante de ti, una parte que tienes desde que eras niño, y que ha ido evolucionando poco a poco, sin que te dieras cuenta, y cuando ya no la tienes, es lo que hechas en falta. Pero nunca desaparece del todo, quien es scout; lo es durante toda su vida, sino que no sale con tanta frecuencia como salía antes. Y cuando te quieres dar cuenta, esa parte vuelve del todo a ti, y es un sentimiento tan grande que te llena de arriba a bajo, que te completa, que aunque has tenido una temporada ausente, te das cuenta de que esas personas siguen ahí.

Creo que este tipo de experiencias tan completas, sólo se pueden tener en los scout, me refiero, que existen muchos sitios que te enamoran, que hay millones de momento grandes en tu vida, pero disfrutar de un sitio de esta manera; cansarte mientras subes una levada, pero lo haces con una sonrisa; tener la satisfacción de llegar a un sitio que nunca pensabas que ibas a llegar; tener un problema y estar rodeado de personas que te ayudan dejando todo lo que tienen que hacer; no parar en un día y llegar al saco cansado, pero queriendo más; hacer juegos a los más pequeños y ver como disfrutan…Son cosas que me han enseñado a los scout, y que no quiero dejar de aprender.






«Dulce Lokura»

Sueños.


Nadie, cuando piensa en su futuro, cree que su vida va a ser sólo media buena, siempre se piensa que va a ser excepcional, que va a ser perfecta, y acabamos con soñar que todas nuestras expectativas se van a cumplir. Sueños sobre cambiar la vida a los demás, ser imprescindibles…sueños sobre quienes seremos y quienes llegaremos a ser…a donde iremos. A veces, estas expectativas se cumplen o no, y realmente eso no importa para nosotros, porque nos sentiremos atacados de cualquiera de las maneras. Si se cumplen, atacados por querer cada vez más y porque al final nada nos parece lo bastante bueno e inalcanzable para nosotros. Si no se cumplen, atacados por no poder conseguir nuestros sueños, por no poder llegar a donde queríamos…y de esta manera, perdemos la ilusión. Pero lo que si es cierto, que aunque nuestras vidas estén llenas de planes, siempre ocurre algo no esperado que es mejor que lo llevamos soñando mucho tiempo. Estas cosas que son las que nos descolocan, son lo bonito de la vida. Lo esperado, nos mantiene firmes y fuertes; deslizándonos por una cuerda sin caernos; pero lo que no entra dentro de nuestras expectativas, nos descoloca; por que es algo que desconocemos y a veces incluso acaba dándonos miedo.

Pero lo esperado es sólo el principio, lo inesperado; nos cambia la vida.


«Dulce Lokura»

domingo, 1 de agosto de 2010

Fear.


Mucha gente no sabe que el ojo humano tiene un ángulo muerto en su campo de visión, por lo que existe una parte del mundo que, literalmente, no podemos ver. El problema es que a veces ese ángulo muerto bloquea cosas que realmente no deberían ser ignoradas. Y a veces nuestros ángulos muertos mantienen nuestra vida limpia y brillante, como si viviésemos en una nube. A todos nos gusta vivir en una nube; no nos gustan los problemas y menos que, las cosas no salgan como planeamos. Por este motivo, muchas veces, hacemos como que no hemos visto algo y sonreímos, para que la vida siga su cauce sin ninguna pérdida y ahorrarnos algún que otro quebradero de cabeza.

El miedo. El miedo es el ángulo muerto de nuestro campo de visión. El miedo significa que tenemos algo que perder, por lo cual, a veces queremos disfrazar este miedo pensando que no pasa nada, mirando hacia otro lado. Esto significa que nuestro cerebro no compensa este ángulo; si no que nos protege.


«Dulce Lokura»