La satisfacción de que, después de un año duro, llegue el día de partir al campamento; la ilusión y la incertidumbre de lo que te aguarda; las ganas de estar en contacto con la naturaleza y de olvidarte de todo lo que te rodea a diario; el trabajo y los proyectos que realizas junto a personas que no olvidarás jamás y la emoción de sentirse parte de un movimiento que lucha y construye un mundo mejor.
Quizás este sea el campamento en el que más he aprendido, más he trabajado y más he pensado; el campamento en el que me he crecido como persona y que me ha servido para darme cuenta lo maravilloso que son los scouts, y que no me imagino mi vida sin pertenecer a ellos…también para ver las ganas que tengo de trabajar y de seguir hacía delante, y que, pase lo que pase; cuento con personas que están dispuestas a escucharme un día tras otro.
Hacía tanto tiempo que no me sentía tan agusto en un sitio, y creo que nunca ha llegado el día 31 y he llorado porque quería seguir allí, porque esperaba con ansia que llegue otro 15 de julio y partir hacia nuevas aventuras.
Si soy lo que soy, es gracias a vosotros; la verdad es que no tengo recuerdos antes de pertenecer a este movimiento; antes de pasar por educadores que cada uno me ha enseñado algo de mi esencia de hoy en día; y ahora, muchas veces soy yo la que sirve de modelo para los más pequeños.
513 y 208, estoy eternamente agradecida por este pedazo de campamento.
«Dulce Lokura»