En cierto modo, creo que eso es lo que me ha pasado a mí; que estoy a punto de cumplir un sueño que ni siquiera sabía que tenía. Es como cuando decides estudiar algo que ni siquiera habías sopesado, o como cuando echas de menos a alguien que pensabas que ya no necesitabas. Y de repente, todo empieza a encajar; la chispa que necesitabas para seguir aparece, una nueva motivación que hace que tus días tengan un poco más de color. Entonces, aquel tiempo de monotonía del que pensabas que no podías escapar sin tener que salir corriendo se convierte en una sonrisa constante en mi cara. Es el momento en el que te das cuenta de que las casualidades no existen, en que si que hay ciertas cosas para lo que has nacido, y que si sigues así, nunca estarás solo.”
Esto es lo que pensé cuando me dijeron que tenía que describir como era mi vida basándome en un rollo de cuerda; ese fue el momento en el que me di cuenta de que, aunque me queje todos los días, aunque llore, aunque algunos días no me apetezca ver a nadie; tengo demasiados motivos para sonreir, porque me encuentro dónde realmente siempre he querido estar.
«Dulce Lokura»